Hace ya algún tiempo, escuchaba ésta canción, en algún lugar recóndito de la Ciudad Blanca. Cálida por esos días de enero, llegaba a mis manos un disco titulado Lugares Comunes, de un conocido grupo de música latinoamericana llamado Inti Illimani, de la gentileza de un buen hombre, reacio y avejentado por la realidad apisonadora de la sociedad del espectáculo vano y fatuo, se abría mi mente hacia un horizonte artístico y musical nuevo para mí, hasta entonces desdeñado por no conocerlo, Latinoamérica es la cuna y la mayor, bella y cautivadora muestra del mestizaje, las culturas fusionadas, los géneros vanguardistas, y por qué no, de la belleza pura y esencial de las cosas y de los seres. Continente grandioso que enamora a sus habitantes con su naturaleza rebelde, nos hace sentir a todos iguales, la patria grande que acoge a sus hijos, cantores melancólicos o alegres danzantes, trabajadores, artistas y obreros como hermanos de un mismo lugar, de una misma casa, una misma tradición llamada América Latina.
Alberti, un escritor español, que nos recuerda la herencia de imprenta que dejaron los conquistadores en estas tierras, combina muy bien con el ritmo del cajón peruano y la herencia negra de las costas del Pacífico, la interpretación de los músicos chilenos,y el sentimiento máximo de las personas, el amor.
La posesión juega parte importante en la fuerza del poema, agarrar algo y no querer soltarlo es nuestra esencia, un egoísmo casi tan grande como nuestra mente y capacidad de cariño, que se malinterpreta cada tanto en celos enfermizos. La historia de los Amantes de la tarde del Aniene, una tarde que quisiéramos, durara para siempre, maestro Alberti, de la musicalidad tan singular de su lengua y pluma.
Hermosa como necesaria, el arreglo hecho a este poema, evidencia el amor a la tierra y a la dama, combinación perfecta del idealista latinoamericano, ese que está tanto en Panamá como en el Chaco, el Mato Grosso o en el Machu Picchu, que vive cada día con el cariño y celo de la existencia tranquila o atareada que lleva.
La lluvia arrecia, la niebla invade los estratos más bajos y cercanos a la tierra, en medio de la nebulosidad provocada por la humedad de ésta época del año empieza la utopía y regocijo de un espacio destinado a guardar y contener los pensamientos, momentos, e instantes que están destinados a tener presencia en Internet.
La ciudad de los Volcanes ... noctámbula como coqueta, las calles de éste sitio son las escogidas.
